Hernia discal en perros

La hernia discal es la causa más frecuente de parálisis en perros. Existen dos tipos de hernias discales, una es más frecuente en perros jóvenes de razas condrodistróficas (extrusión discal) y la otra es típica de perros ya mayores (protusión discal).

La hernia discal en perros suele cursar con dolor en la zona de la columna afectada y con síntomas neurológicos de diferente gravedad en función del grado de compresión medular (arrastre de las patas, incoordinación, debilidad en las extremidades, parálisis).

El tratamiento va a depender del tipo de hernia discal y de la gravedad de los síntomas, siendo en muchos casos necesario pasar por el quirófano.

¿Qué es una hernia discal?

La columna vertebral del perro está formada por unas estructuras óseas llamadas vértebras que articulan entre ellas con ayuda de unos elementos elásticos llamados discos intervertebrales.

Por el interior de la columna vertebral discurre la médula espinal, encargada de llevar la información nerviosa desde el cerebro hasta las diferentes estructuras del organismo (músculos, órganos…)

La función de los discos intervertebrales es absorber los impactos que sufre la columna vertebral a fin de proteger la médula espinal de posibles lesiones.

Lo que sucede en una hernia discal es que parte del disco intervertebral invade el espacio por el que discurre la médula espinal (canal medular) pudiendo llegar a comprimirla y lesionarla.

Hernia discal en perro

¿Qué sintomas produce una hernia discal en el perro?

Los síntomas de una hernia discal en perros va a depender del grado de compresión que ejerza el disco intervertebral afectado sobre las estructuras neurológicas de la columna vertebral (médula espinal y raíces nerviosas).

Si la hernia discal comprime las raíces nerviosas que salen de la médula espinal el dolor será muy intenso, el perro no querrá moverse y mostrará síntomas de dolor grave sin necesidad de que se observen síntomas neurológicos.

Si la hernia discal comprime levemente la médula espinal el perro puede presentar dolor en la región de la columna afectada y los síntomas neurológicos serán leves: arrastre de las uñas por pérdida de propiocepción, ligera incoordinación al andar, debilidad de las extremidades (puede que no sea capaz de levantarse o que sufra caídas mientras camina).

En el caso de que comprima de forma importante la médula espinal los síntomas neurológicos serán graves, llegando a perder la capacidad de mover las extremidades afectadas (parálisis) e incluso llegando a perder la sensibilidad por completo.

Los síntomas se observarán en las cuatro extremidades si la compresión se encuentra a nivel cervical o de las primeras vértebras torácicas, es decir, por delante o a nivel de las patas delanteras. Si la compresión medular se encuentra por detrás de las patas delanteras, solo se observarán síntomas en las patas traseras.

¿Qué tipos de hernias discales existen en perros?

La hernia discal en perros se clasifica fundamentalmente en dos tipos: extrusión discal y protusión discal.

La extrusión discal se produce con más frecuencia en perros de razas condrodistróficas (teckel, bulldog, Beagle…). El tipo de crecimiento de estas razas hace que sus discos intervertebrales envejezcan y pierdan elasticidad en poco tiempo. Al año de edad los discos intervertebrales de estos perros son similares a los de un animal ya viejo. Esto hace que el disco se pueda romper con más facilidad ante un impacto y salga su contenido proyectado al canal medular. Los síntomas de este tipo de hernia discal suelen aparecer muy rápido, incluso de forma súbita.

La protusión discal suele darse en animales ya mayores debido a que los discos intervertebrales pierden hidratación con el proceso de envejecimiento y pueden “deformarse” llegando a invadir el canal medular. Los síntomas de este tipo de hernia discal suelen aparecer de una forma lenta y progresiva.

¿Cómo se diagnostica una hernia discal?

Mediante una exploración neurológica completa el veterinario podrá localizar la zona de la columna sospechosa de haber sufrido una hernia discal.

Una vez localizado el segmento medular sospechoso de lesión se deberá realizar la confirmación del diagnóstico mediante pruebas de imagen (radiografía y/o resonancia magnética).

La radiografía es un método económico y que no requiere sedación, pero no es un diagnóstico 100% fiable para el caso de las hernias discales. El método más eficaz y el que siempre recomendamos es la resonancia magnética realizada bajo sedación.

¿Cómo se tratan estas hernias?

El tratamiento de la hernia discal en perros va a depender del grado de compresión sobre la médula espinal y de los síntomas que presente el animal.

En caso de que el perro tenga dolor se debe recurrir a medicación antiinflamatoria y/o analgésica para controlar el cuadro álgico.

En muchos casos va a ser necesario restringir la actividad del perro para evitar posibles impactos sobre la columna que puedan agravar la lesión.

Si los síntomas neurológicos son leves suele estar indicado un tratamiento conservador basado en medicación, reposo y rehabilitación mediante fisioterapia.

Hernia discal en perros fisioterapia

Si los síntomas neurológicos son graves y ya existe una pérdida completa de movilidad (parálisis) el tratamiento de elección debe ser quirúrgico con el fin de eliminar el material discal que está comprimiendo la médula espinal. Después de la cirugía siempre será necesario iniciar con un tratamiento de rehabilitación para recuperar equilibrio, coordinación y fuerza muscular.

¿Cómo podemos evitar que aparezcan las hernias discales?

Si nuestro perro pertenece a una de las llamadas razas condrodistróficas debemos saber que está más predispuesto a sufrir un proceso de extrusión discal. Por ello, debemos evitar que realice saltos que supongan un importante impacto sobre la columna (saltos para subir y bajar del sofá o de la cama, subida y bajada de escaleras con mucha pendiente…).

También es muy importante reforzar la musculatura paravertebral mediante ejercicios periódicos controlados para que la columna sea más estable y esté más protegida (zig-zag amplio, cavaletti, ejercicios con step…). La hidroterapia también es muy beneficiosa para fortalecer toda la musculatura de nuestro perro.

Además, deberemos de proteger la salud articular administrando condroprotectores de forma periódica a lo largo de toda su vida.

Las hernias discales en perros  son un problema bastante frecuente,  pero gracias a los avances veterinarios actualmente se pueden tratar con altos porcentajes de recuperación gracias a la cirugía y a la fisioterapia veterinaria. Aunque nuestro perro deje de caminar hay muchas probabilidades de que con un adecuado tratamiento aplicado a tiempo pueda volver a disfrutar de sus paseos y sus juegos.

¿Quieres saber más? Aquí te dejamos un vídeo sobre el tema  en nuestro canal de Youtube.

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